domingo, 22 de noviembre de 2015

Un fin de semana en Santander


Santander se trata de un sorprendente y mágica ciudad.  Una magnifica puerta hacia el Cantábrico. Su elegante arquitectura y numerosos parques, calas y playas, hacen que sea un lugar perfecto para dar interminables paseos.
Tanto Santander, como sus al rededores cuenta con numerosos y muy llamativos recursos (cómo el parque Natural de Cabárceno), sin embargo, debemos dejarlos apartados en nuestra visita express de dos días, para centrarnos en los recursos más interesantes que nos ofrece esta ciudad costera.

Primer día.

Comenzamos por su casco histórico, prácticamente reconstruido en su totalidad debido a un incendio sufrido en 1941. Comenzamos nuestro recorrido por los Jardines Pereda, continuando por el Paseo de mismo nombre, una de las escasas vías a las que el incendio no afectó, por lo que podemos encontrar diversas edificaciones, construidas desde hasta la actualidad. La majestuosidad de estos edificios (muchos de ellos bancos) crean un paisaje único y muy llamativo. Todos ellos, siempre, con vistas al mar. Aquí podemos encontrar una oficina de información turística.



Tras este agradable paseo, visitaremos la Plaza Porticada (o plaza de Pedro Velarde). Inaugurada en 1950, tras el incendio, y construida con un claro estilo neoclásico herreriano, se trata de de uno de los puntos más concurridos de la ciudad, siempre llena de vida. En esta misma se realizó hasta 1990 en Festival Internacional de Santander.




Muy cerca, se encuentra la Catedral de Santander, de estructura gótica, ampliada y reformada en diversas ocasiones, frente a esta, la bella Iglesia de la Compañia, posee un marcado estilo renacentista, es uno de los mejores ejemplos de esta corriente de la zona.



Nuestra próxima parada es la plaza del Ayuntamiento, donde podemos encontrar una importante zona comercial, que continua por las calle Jesús del Monasterio. Cerca de la plaza encontramos el museo de Bellas Artes de Santander.



Tras degustar alguno de los deliciosos platos típicos en algún restaurante de la zona, continuamos nuestro paseo. De nuevo volvemos al Paseo de la Pereda, esta vez caminando junto al Mar por el magnifico muelle, lleno de sorpresas, como la grúa de piedra, que nos habla del espíritu marinero de la ciudad, o el Palacete del Embarcadero, o la escultura de los “Raqueros”, la cual inmortalizó aquella costumbre de los niños, que se lanzaban al agua a recoger las monedas que los turistas les tiraban.



Terminamos nuestro día en el Museo Marítimo, donde descubriremos la historia de Santander, siempre ligada al mar.



Segundo día


Algo obligatorio si visitas Santander es pasear por la península de la Magdalena. Otro magnifico lugar lleno de sorpresas, dónde podemos disfrutar tanto de arquitectura, historia como de la naturaleza, siempre presente.

Desde el Embarcadero Real, utilizado por Alfonso XIII, con unas preciosas vistas, hasta el  Faro de la Punta de La Cerda, un punto estratégico de la península, utilizado antiguamente para defender la ciudad y el acceso a la Bahía de Santander.
Continuamos nuestro recorrido entre parques y merenderos, dónde podemos descubrir pequeñas esculturas en los troncos de los árboles que han sido talados, llegamos hasta el Palacio de la Magdalena, uno de los mayores reclamos de la ciudad. Todo el conjunto, tanto del Palacio como del paisaje te dejarán sin aliento. Fue la residencia de verano del Rey Alfonso XIII y la Reina Victoria Eugenia, el cual disfrutaron entre 1913 y 1930. Si queremos disfrutar de su interior, podemos consultar horarios y precios en la web oficial del Palacio (http://palaciomagdalena.com/es/visits/)


Dentro del complejo podemos visitar un mini-zoo al aire libre, dónde encontramos pinguinos, focas y leones marinos. Al lado de este, una plaza dónde encontramos tres autenticas carabelas.


Una buena idea es traernos un piknick y quedarnos a comer un alguno de los múltiples merenderos que encontramos en la península.
Tras comer, podemos pasar nuestra tarde por las Playas del Sardinero y recorrer el paseo marítimo de la Ciudad. De camino, encontramos el emblemático Gran Casino de Santander, construido en 1916.




Para finalizar nuestro viaje, podemos continuar por la Av. Del Faro hasta la Ensenada de Mataleñas, un autentico espacio paradisiaco. Seguimos nuestro recorrido hasta llegar a la Fuente de la Sirena, donde nos encontramos con el faro, desde donde podemos observar Cabo Mayor, un mágico lugar dónde el mar más indomable rompe contra los acantilados.



Bells.

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