martes, 2 de febrero de 2016

Palacio Real, la joya de la corona


El pasado día 11 de enero para comenzar el curso lectivo realizamos la visita al Palacio Real, ese edificio que todos conocemos “por fuera”, pero que pocos conocen por dentro.
La visita a su interior es sin duda una colección exuberante de fotos mentales para no olvidar. Cada saleta que visitamos tenía su propio estilo y encanto, desde el papel o tela de seda en algunos casos, que cubría las paredes, hasta una simple pata de mesa con forma de esfinge o uno de los relojes de Carlos IV capaz de medir la temperatura de la sala.
Este palacio, de patrimonio nacional, no siempre puede estar abierto al público, ya que, aunque no sea la residencia oficial donde viven los actuales Reyes de España, es un edificio en el que sí se realizan actos oficiales.
Las comidas oficiales se realizan cuando algún miembro del gobierno o la realeza extranjeros viajan a Madrid en visita oficial, la inmensa mesa para 100 comensales no está completa, sino, “cortada” por la mitad para permitir el acceso a las visitas. La sala, una de las más grandes e impresionante contiene además una colección exclusiva de jarrones  Ming.

A estas comidas se accede mediante salitas de espera o de reunión, como la Sala del Té, donde los Reyes se reúnen a la finalización de la cena con los invitados, y una de las más curiosas con un estilo orientalizante muy peculiar.
Si las paredes habitualmente está pintadas o forradas con papel, en este palacio las encontramos de varios tipos, desde las anteriormente nombradas, a telas de seda e incluso porcelana. Una sala realizada en su totalidad por piezas de porcelana desmontable y ajustada a la pared mediante tornillos. 

La sala de la coronación, la sala del trono, la mesa donde Juan Carlos I firmó su Abdicación, la sala donde España entró a la UE, o simplemente las escaleras de acceso, son el símbolo latente de la Historia de España unificada en este edificio que guarda también algunas de las piezas más importantes de tapicería.
La Real Armería constituye el núcleo de poder económico y nivel social del Palacio en el que encontramos una de las mejores colecciones de armaduras  de España. Desde los escarpines hasta la celada cada pieza es única. Cabe resaltas, que apenas dos o tres son realmente armaduras de combate, ya que la mayoría son los “Ferrari” de la época, únicamente muestran un mayor poder económico y social. Cada armadura suponía una inversión económica notable, por lo que no todos podían permitírselo, se convierte en un símbolo de poder.
Es una pena que la Botica no tenga expectativas de abrir próximamente, tendremos que visitar la que se encuentra en Toledo, en el Hospital de Tavera para compensarlo.


Deseando realizar una nueva visita :

Teresa L.


1 comentario:

  1. Gracias por este gran resumen de la visita, dan ganas de volver... y una pena no haber tenido tiempo para mas!!!!!!!

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