jueves, 5 de noviembre de 2015

Mi Semana Santa en Cáceres: Cultura, Gastronomía y mucho más

Este año 2015 ha sido especial para la ciudad de Cáceres. Declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1986, fue elegida Capital Española de la Gastronomía y “The New York Times” lo eligió como uno de los destinos turísticos recomendados del año. Con todo esto, parecía muy recomendable pasar allí unos días. Fui con mis padres, y en 3 días nos dio tiempo a recorrer buena parte de la provincia y ver muchas cosas.

El primer día, antes de ir a la ciudad, hicimos una parada en el Parque Nacional de Monfragüe, situado en la provincia de Cáceres, atravesado por los ríos Tajo y Tiétar. Tuvimos la suerte de que hacía un día perfecto (quizá un poco de viento), y pudimos disfrutarlo. Vimos las dos exposiciones que tienen allí (una de la historia del parque, y la otra de toda la fauna y flora, que le encanta a los niños). También subimos al castillo, en el corazón del parque, construido por los árabes en el año 811, y donde hay unas vistas maravillosas de toda la zona. Y después de comer nos dirigimos a Plasencia, ciudad que limita con el parque, y cuyo centro histórico está declarado Bien de Interés Cultural. Tiene un extenso patrimonio como la catedral, la muralla de la ciudad, el palacio episcopal e incluso un acueducto. Y, por supuesto, disfrutamos de la gastronomía, como la Torta del Casar, jamón de la zona, etc. Finalmente fuimos a Cáceres, donde pudimos descansar de un día largo y agotador. Y aún quedaba mucho por ver.

El día siguiente lo pasamos de forma exclusiva en el casco histórico de la ciudad. Nada más cruzar la Plaza Mayor y pasar los muros por el Arco de la Estrella para entrar en la ciudad antigua, parece que se hace un viaje en el tiempo; un viaje a la Edad Media y al Renacimiento. El conjunto urbano está perfectamente conservado y fue impresionante nada más verlo. Había muchísimos monumentos para visitar como la Plaza de San Jorge, la Iglesia de San Francisco Javier, el barrio alto, la judería, la Torre de Bujaco, y muchas, muchas cosas más. También había una sala de exposiciones con pinturas prestadas por varios museos europeos. Y para acabar el día, íbamos a cenar en uno de los mejores restaurantes de España, el hotel restaurante Atrio, situado también en el casco histórico con sus 3 estrellas Michelin. Nada más entrar lo primero que te muestran es su bodega, considerada por muchos como la mejor de Europa. Yo no entiendo de vinos, pero viendo la cara de emoción de mi padre, eso debía de ser el paraíso del vino. De comida sí entiendo algo, y el menú degustación fue espectacular, cada plato te sorprendía más que el anterior. Y el servicio muy amable, incluso salió el chef del restaurante, Toño Pérez, a saludarnos y hablar con nosotros. La experiencia ha sido única, y fue una forma perfecta de acabar el día. Además, la ciudad de noche es preciosa, con una iluminación muy adecuada.

Y así llegamos al último día. Para despedirnos de Cáceres, volvimos al centro histórico, para visitar el museo de la ciudad, situado en un palacio en la Plaza de las Veletas. Y antes de volver a Madrid hicimos una última parada en Trujillo, ciudad en la que nació el famoso colonizador Francisco Pizarro, cuya casa museo se puede visitar. El resto del patrimonio histórico, también declarado Bien de Interés Cultural se puede destacar. La Plaza Mayor, la Iglesia de Santa María la Mayor o el castillo de Trujillo son algunos de los sitios que se pueden encontrar. Además hay una especie de trenes con ruedas que te llevan por dentro de la ciudad mientras escuchas una audioguía con la historia de la misma.


En conclusión, si te gustan las ciudades medievales, la buena comida y la gente amable, viaja a Cáceres, no te arrepentirás, y querrás volver, te lo aseguro.

Parkman

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